MÉTODOS
RECOMENDADOS PARA REZAR EL SANTO ROSARIO
Y
ATRAER SOBRE SÍ LA GRACIA DE LOS MISTERIOS DE LA VIDA, PASIÓN Y GLORIA DE JESÚS
Y DE MARÍA SEGÚN SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
PRIMER
MÉTODO
«Ven,
Espíritu Santo», etc.
Ofrecimiento general del Santo Rosario
Me uno a todos los santos del cielo, a
todos los justos de la tierra y a todas las almas fieles de este lugar. Me uno
a ti, Jesús mío, para alabar dignamente a tu Santísima Madre y alabarte en Ella
y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me
sobrevengan durante este Rosario.
Quiero rezarlo con modestia, atención y devoción, como si fuera el último de mi
vida.
Te ofrecemos, Santísima Trinidad, este Credo
para honrar todos los misterios de nuestra fe; este Padrenuestro
y estas tres Avemarías para
honrar la unidad de tu esencia y la trinidad de tus personas.
Te pedimos fe viva, firme esperanza y
ardiente caridad. Credo, Padrenuestro y tres Avemarías.
Ofrecimiento particular de cada decena.
MISTERIOS
GOZOSOS
1a decena: La
Encarnación.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta primera
decena en honor de tu Encarnación en el seno de María. Y te pedimos, por este
misterio y por intercesión de Ella, una profunda humildad. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Encarnación,
desciende a nuestras almas. R/. Amén.
2a decena: La
visitación.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta segunda
decena en honor de la Visitación de tu Santísima Madre a su prima Santa Isabel
y de la santificación de San Juan Bautista. Y te pedimos, por este misterio y
por intercesión de tu Santísima Madre, una perfecta caridad para con el
prójimo. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Visitación,
desciende a nuestras almas. R/. Amén.
3a decena: El
Nacimiento de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta tercera
decena en honor de tu Nacimiento en el establo de Belén. Y te pedimos, por este
misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, el desapego de los bienes de
la tierra y al amor a la pobreza y a los pobres. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio del Nacimiento de
Jesús, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
4a decena: La
Presentación.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta cuarta
decena en honor de tu Presentación en el templo y Purificación de María. Y te pedimos,
por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, gran pureza de
cuerpo y alma. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Presentación de
Jesús, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
5a decena: El
Hallazgo de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta quinta
decena en honor de haberte encontrado María en medio de los doctores. Y te pedimos,
por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la verdadera
sabiduría. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio del Hallazgo de Jesús
en el templo, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
MISTERIOS
DOLOROSOS
6a decena: La
Agonía de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta sexta
decena en honor de tu Agonía mortal en el Huerto de los Olivos. Y te pedimos, por
este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la contrición de
nuestros pecados. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Agonía de
Jesús, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
7a decena: La
Flagelación de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta séptima
decena en honor de tu flagelación sangrienta. Y te pedimos, por este misterio y
por intercesión de tu Santísima Madre, la mortificación de nuestros sentidos.
R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Flagelación,
desciende a nuestras almas. R/. Amén.
8a decena: La
Coronación de espinas.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta octava
decena en honor de tu Coronación de espinas. Y te pedimos, por este misterio y
por intercesión de tu Santísima Madre, el desprecio del mundo. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Coronación de
espinas, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
9a decena: La
Cruz a cuestas.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta novena
decena en honor de tu Cruz a cuestas camino del Calvario. Y te pedimos, por este
misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, paciencia en todas nuestras
cruces. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Cruz a cuestas
de Jesús, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
10a decena: La
crucifixión y muerte de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta décima
decena en honor de tu Crucifixión y Muerte ignominiosa en el Calvario. Y te pedimos,
por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la conversión de los
pecadores, la perseverancia de los justos y el alivio de las almas del
Purgatorio. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria
Gracias del misterio de la Crucifixión y
Muerte de Jesús, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
MISTERIOS
GLORIOSOS
11a decena: La
Resurrección.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta undécima
decena en honor de tu Resurrección gloriosa. Y te pedimos, por este misterio y
por intercesión de tu Santísima Madre, el amor de Dios y el fervor en tu santo
servicio. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Resurrección,
desciende a nuestras almas. R/. Amén.
12a decena: La
Ascensión.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta
decimosegunda decena en honor de tu Ascensión triunfante. Y te pedimos, por
este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, deseo ardiente del
cielo, nuestra Patria querida. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Ascensión,
desciende a nuestras almas. R/. Amén.
13a decena: - La Venida del
Espíritu Santo.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta
decimotercera decena en honor del misterio de la Venida del Espíritu Santo
sobre la Iglesia. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu
Santísima Madre, la venida del Espíritu Santo a nuestras almas. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Venida del
Espíritu Santo, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
14a decena: La
Asunción de María.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta
decimocuarta decena en honor de la Resurrección y gloriosa Asunción de tu Santísima
Madre. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, tierna
devoción para con tan buena Madre. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemaría y Gloria.
Gracias del Misterio de la Asunción de
María, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
15a decena: La
Coronación de María.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta
decimoquinta decena en honor de la Coronación de tu Santísima Madre en el
cielo. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, la
perseverancia en la gracia y la corona de la gloria. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
Gracias del misterio de la Coronación de
María, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
CONCLUSIÓN
Te pedimos, Señor Jesús, por los quince
misterios de tu Vida, Pasión y Muerte y por tu Gloria y méritos de tu Santísima
Madre, concedas la conversión a los pecadores, prestes ayuda a los agonizantes,
liberes a las almas del Purgatorio y nos des a todos tu gracia para vivir y
morir cristianamente y tu gloria para verte cara a cara y amarte durante la
eternidad. R/. Amén.
PODER
Y DIGNIDAD DEL ROSARIO
«Por medio del Rosario, grandes pecadores
de ambos sexos se convertían a una vida santa y derramaban abundantes lágrimas
de arrepentimiento. Hasta los niños se dedicaban a penitencias increíbles. La
devoción hacia mí y hacia mi Hijo florecía tanto, que parecía como si los ángeles
hubieran bajado a la tierra. La fe se fortalecía y muchos fieles anhelaban
morir por ella y luchar contra los herejes…»
«Y así, por la predicación de mi querido
Domingo y la fuerza del rosario, las tierras de los herejes fueron sometidas a
la Iglesia. Se hacían muchas limosnas, se edificaban iglesias y hospitales, se
llevaba una vida casta y honrada y se producían numerosas maravillas. El desprecio
del mundo, el honor de la Iglesia, la justicia de los gobernantes, la paz de
los ciudadanos, la honestidad de las corporaciones y de los hogares ponían de
manifiesto una santidad eminente. Mejor: los obreros empezaban el trabajo sólo después
de haberme saludado con el rosario y no querían descansar sin haberme rezado de
rodillas. En medio de la noche, si recordaban haber olvidado el rendirme este homenaje,
se levantaban prontamente de la cama y me saludaban con un respeto mayor y
mezclado de arrepentimiento. Tal era la fama del rosario, que sus devotos se
consideraban enseguida miembros de la Cofradía. Del pecador público y del
blasfemo se decía –a modo de refrán–: ‘Este no es de los hermanos de Santo
Domingo’. »
«No puedo silenciar los signos y prodigios
que por medio del rosario he realizado en varias regiones: por él detuve pestes
generales, puse fin a horribles guerras, curé fiebres, flujos de sangre y otros
males parecidos. Entonces de verdad, el mundo gozaba de mis dones. Los ángeles
del cielo se alegraban por sus rosarios, la Santísima Trinidad se complacía en
ello, mi Hijo encontraba en esto su alegría, y yo un gozo que no pueden
imaginar…»