martes, 28 de mayo de 2013

LA SANTA ESCLAVITUD DE AMOR

         La Santa Esclavitud a Jesús por María es una práctica de devoción muy antigua que remonta a los primeros siglos de la Iglesia. Con el pasar de los siglos, experimentó una admirable evolución, en el sentido de que cada vez mejor se ha comprendido que esta práctica significa en el contexto de la fe. Pasando por la escuela francesa del siglo XVII del cardenal de Berulle, Boudon, Olier, Condrem, San Juan Eudes, etc., fue en San Luis María Grignion que la doctrina y la práctica de Santa esclavitud encontró su expresión más perfecta, así que es también por medio de este grande apóstol de María que esta práctica de devoción se ha cambiado popular. La doctrina y espiritualidad de Santa Esclavitud de Amor fue inmortalizada por San Luis Maria Grignion, en el célebre escrito “El Tratado de la Verdadera Devoción a Santísima Virgen”. Tal libro demuestra con gran sabiduría, clareza y unción quién es la Santísima Virgen, cuál es su papel en la vida de la Iglesia y de cada persona en particular, de hecho el libro muestra la misión materna que Dios confió a Santísima Virgen, las razones y la manera como Dios sujetó a ella todos los corazones, así como el papel de Santísima Virgen en el establecimiento del reinado de Cristo y su unión íntima con el segundo adviento de su hijo.
            Es Tratado de la Verdadera Devoción a Santísima Virgen fue escrito por San Luis Grignion de Montfort en 1712, y debida a la gran fuerza que ese escrito tiene para llevar a las personas a la verdadera santidad fue, fuertemente combatido por el enemigo infernal. El demonio quiso verdaderamente destruirlo, pero Dios no lo permitió, sin embargo, el enemigo escondió ese tratado durante ciento treinta años. Todo eso fue admirablemente predicho y escrito por San Luis, en el propio Tratado de Verdadera Devoción donde Él narra: “Veo animales fermentes que se precipitan furiosos para destruir con sus dientes diabólicos este pequeño manuscrito y a aquél de quién el Santo Espíritu se sirvió para componerlo, o por lo menos para hacer quedar escondido en silencio de un baúl para que no aparezca” (T.V.D. 112). Así este libro escrito en 1712, desapareció y fue reencontrado solo en 1842 en un baúl de libros viejos. Publicado en 1843 se cambió lectura obligatoria de toda alma piadosa que buscase la santidad. De hecho, San Luis predijo la ocultación del libro, así como predijo también su reaparición y su éxito (c.f. T.V.D. 112), de modo que después que fue publicada la obra, la Santa Esclavitud se cambió vía espiritual de muchos Santos que se hicieron esclavos de María Santísima y en la escuela de su Inmaculado Corazón aprendieron a amar a Dios e a hacer su santa voluntad. Santos como San Juan María Vianey, San Juan Bosco, San  Domingos Sabio, Santa Teresita, Santa Gema Galgani, San Pío X, San Pío de Pietrelcina y tantos otros santos y santas de nuestro tiempo, vieron, la total consagración a Santísima Virgen no una “devoción cualquiera” o “más una devoción”, pero una Devoción Perfecta, aquella devoción querida por Jesús al hacer de cada uno de nosotros hijos de su Madres Santísima.
            En nuestros días unos de los mayores apóstoles, fue el gran Papa Juan Pablo II, que se hizo esclavo por amor cuando aún era seminarista. Y de tal manera esta total consagración ordenó su vida y misión que adquirió como su lema personal el “Totus Tuus Mariae”. Juan Pablo II fue un testimonio fortísimo de esta consagración en la vida de una persona.
            1 - ¿Qué es la Santa Esclavitud de amor?
            La total consagración a Nuestra Señora, o la santa esclavitud de amor es la entrega de todo que somos y que tenemos a Santísima Virgen para que a través de ella podamos más perfectamente pertenecer a Dios.        La finalidad de esta total entrega a Nuestra Señora es la de unirnos a Jesús Cristo y hacer crecer en su gracia. Nos entregamos totalmente a Nuestra Señora para que ella nos enseñe a cumplir en nuestra vida la Santísima voluntad de Dios.
            San Luis Maria Grignion de Montfort llama a Santa esclavitud de amor de “la verdadera devoción” simplemente porque ella nos muestra quién es Nuestra Señora, cuál es su lugar en el plan de la salvación y su misión en la vida de la Iglesia y de cada uno de nosotros. La doctrina de la Santa esclavitud nos hace ver que Jesús nos dio a Maria como verdadera madre, nuestra educadora, y al mismo tiempo nos invita e nos hace arrojar a los cuidados de esta buenísima Señora que atiende al mando de Jesús que mirando para nosotros nos dice: “Eh ahí tu madre”. Así por la total consagración de nosotros mismos a la Santísima Virgen estamos diciendo nuestro sí a Jesús que nos la ha dado por madre a fin de que Ella nos enseñe a hacer todo que Él mandó.
            Del punto de vista pastoral la necesidad y eficacia de la total consagración a Nuestra Señora son siempre actuales, una vez que esta consagración y devoción no son más que la perfecta renovación de las promesas de nuestro santo bautismo. De hecho los concilios así como muchos Papas dijeron sobre la necesidad de recordar los cristianos los votos de su bautismo y de su estado de pertinencia a Dios, así por la Total Consagración, nosotros renovamos ahora nuestras promesas bautismales, y recuperamos la conciencia de nuestro estado de pertinencia a Dios. Todo eso a través de María, como Jesús quiere, para que Ella nos enseñe a ser fieles a nuestra adhesión a Cristo bien como de la renuncia de todo mal.
           

2 - ¿Qué ocurre con nosotros cuando nos consagramos con María Esclavos por Amor?
            Nosotros confirmamos la soberanía de Dios y de la Santísima Virgen en nuestras vidas, entregando TODO que somos y que tenemos a Jesús por las manos de María. Aquí, TODO quiere decir TODO. Nuestro cuerpo con todos los bienes materiales y nuestra alma con todas nuestras riquezas espirituales, nuestros pensamientos, nuestros deseos y voluntades. Así, mismo los méritos de nuestras oraciones, sacrificios y buenas obras pasan a pertenecer a María Santísima para que Ella pueda usarlos como le apruebe. Por la Santa Esclavitud de Amor pasamos a no poseer nada más. Todo pasa a ser de María, para que de este modo todo pueda ser de Dios. Cuando hacemos esta consagración y la vivimos obtenemos un aumento admirable en nuestro “Capital de Gracias”, y por eso nos santificamos más rápidamente y de manera más perfecta y segura. De hecho María Santísima es un camino fácil, corto, seguro y perfecto para unirnos a Jesús y crecer en su gracia.
            Santo Agustino, dice que María es el molde de Cristo (forma DEI). Por su vez dice San Tomas de Aquino que nuestra vida cristiana consiste en rehacer en nosotros la imagen y semejanza de Dios perdida por el pecado, es decir, debemos volvernos semejante a Jesús en nuestra manera de ser, pensar e hacer.  Debemos imprimir en nuestra alma la fisonomía de Nuestro Señor para amar como Jesús amó, pensar como Jesús pensó, vivir como Jesús vivió...etc. Para esto nada más oportuno que esta consagración, una vez que María Santísima es el gran molde en el que Jesús fue formado. Así, todo aquél que echarse y deshacerse dentro de este molde saldrá con las ficciones de Jesús. La consagración es la manera perfecta y la vivencia de esa devoción es la manera por la cual nos deshacemos en el mismo molde, es decir cuando nos entregamos totalmente a María, Ella nos enseñará a ser, pensar y vivir como Jesús.

3 - ¿Quién puede hacer esta total consagración y como hacerla?
            Todos los que quieren vivir en su bautismo y pueden y deben hacer esta consagración, es decir todos los que quieren ser santos, que creen en Jesús Cristo y en toda su doctrina tal cual nos transmite la Santa Iglesia. Quien hace restricciones a la doctrina de Jesús Cristo enseñada por la Santa Iglesia o quien no puede (o no quiere) vivir en comunión eucarística no puede hacer esta consagración.

4 - ¿Cómo se hace esta consagración?
            Para hacer esta consagración es necesario primero conocerla; leyendo y escuchando el Tratado de la Verdadera Devoción escrito por San Luis de Montfort y otros libros que tratan sobre la Santa Esclavitud, escuchando charlas y participando de encuentros y retiros sobre el tema. Después de tener conciencia de que se trata esta Consagración y de cómo debe vivirla se puede quedar una fecha y hacer las prácticas preparatorias que tardarán un mes, ocupándose cerca de cuarenta o cincuenta minutos por día. La secuencia de preparación es la siguiente:
I – Doce días preliminares – Para desprenderse del espíritu del mundo la adquisición del Espíritu de Dios. Donde se medita nuestra vocación a la santidad, desprendiéndose de todo que pueda perjudicar a la santificación para ir al cielo.
II – Primera semana – Para el conocimiento de sí mismo. Se trata de un período para hacer un profundo examen de conciencia a partir de lo que debemos perfeccionar buscando en todo ser agradable a Dios.
III – Segunda Semana – Para el conocimiento de la Santísima Virgen de su persona, su misión, de las gracias de las cuales Ella es repleta, de sus sublimes virtudes, de sus privilegios, etc. De forma que conociéndola mejor podamos amarla más y honrarla como Ella se lo merece.
IV – Tercera semana – Para el conocimiento de Jesús Cristo nuestra Gran Finalidad, nuestro Gran Dios y Señor.
            Aquí debemos meditar en el Misterio de la aparición, de la vida, pasión, muerte y Glorificación de Jesús Cristo, el Hijo de Dios. Debemos contemplar la encantadora vida de Jesús, su persona y su doctrina, para que así podamos creer en él con profunda convicción, amarlo con amor encendido de forma a despertar en nosotros un gran deseo de hacerlos conocido, amado y adorado, por todos.
            Durante esta preparación de un mes (o 33 días), se hace una confesión general y el día elegido (preferiblemente en una fiesta Mariana) participe del Santo Sacrifico de la Misa y recibe Jesús en el Santísimo Sacramento. Después de la Acción de Gracias (y como Acción de Gracias) recita la fórmula de la Consagración que debe estar previamente copiada (preferiblemente escrito a mano) y firmado. Cuando el sacerdote tiene conocimiento de la consagración y aporta este acto puede pedir que él firme la hoja como director espiritual y bendiga las cadenas (si son utilizadas).

5 - ¿Cómo se debe vivir un consagrado y cuáles son sus deberes?
            Práctica interior – El esencial de esta devoción consiste en hacer todas las cosas por María, con María, en María y para María, para más perfectamente hacerlas por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús. Vivir en un estado de abandono y confianza para con Nuestra Señora confiando a ella todas nuestras necesidades, problemas sufrimientos, alegrías, decisiones, negocios, ... etc. Como un niño pequeño coger de las manos con esta buena madre y dejar conducirse por ella. En todo recorrer a ella. Se debe hacer todo como ella lo hace. Bien decir a Dios y adorarlo con su corazón. Prácticas exteriores – Debemos también cantar las glorias de María, honrarla con todo amor, anunciando su dignidad y sus privilegios, enseñado a todos y en todo lugar. Qué es la verdadera devoción a Ella. Debemos contemplar los misterios del Santo Rosario, participar de sus fiestas, suscribir en sus cofradías, hacer y renovar siempre la Consagración a Ella y llevar las personas a hacer lo mismo. Se debe usar las pequeñas cadenas de hierro u otros tipos de cadenas como señal de nuestro amor y de nuestra consagración a Ella, etc. Mientras tanto, es necesario observar que estas prácticas son esenciales, pero son de gran utilidad para exteriorizar nuestro amor a Jesús y María y edificar nuestro hermano.

6 – La difusión y la práctica generalizada de la Santa Esclavitud de Amor llevará al Triunfo de la Santísima Virgen, y al reinado de Jesús.
            Por fin es importante acordar que la Santa Esclavitud de Amor, en el pensamiento y en la doctrina de San Luis de Montfort, no es “más una devoción”, y mucho menos “una devoción cualquier”, sino que es el medio que la providencia divina eligió  para establecer en el mundo el triunfo de María y en consecuencia el reinado de Jesús. Si así lo queremos que venga pronto el prometido Triunfo del Corazón de María y el Imperio de Jesús sobre toda humanidad, busquemos todos hacer, vivir y propagar la Santa Esclavitud de Amor.

Pe. Rodrigo Maria (fundador de la Fraternidad Arca de María)

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